Una imagen poderosa,
como la de un perro
tumbado
con la panza al sol en una calle polvorienta,
o entre las ruinas de una ciudad devastada.
Una habitación silenciosa,
por la que pasea
un hombre de contornos erráticos
que, resumiendo, podría ser cualquiera.
Una extensión ilimitada
plagada de pequeñas mesas
con un centro floral y una lamparita,
como presagiando un aplauso
o una orgía caníbal.
En cualquier caso (así lo veo yo)
una pausa
extraña, similar quizás
a una cuarentena
o a una mala digestión
que nos posterga,
indefinidamente, la llegada del día.
5 comentarios:
Adoro esa estampa de perro-tumbado-con-panza-arriba :)
Gracias por pasar.
Mua.
Gracias por venir por aquí a tí también, ¡todo un placer saberlo!
Lindo poema, lindo blog.
¡Gracias!
:)
Estoy al tanto!!
Publicar un comentario